A veces, aunque seamos muy
amigos, por diferentes circunstancias, discutimos y hasta
nos enfadamos. Son momentos en los que por orgullo no
razonamos y no queremos dar nuestro brazo a torcer. Pero
casi al momento nos arrepentimos...
Mira que lo paso mal cuando me enemisto con uno de mis
amigos, y al final muchas veces por tonterías.
Pero yo no soy rencoroso y no puedo estar mucho tiempo así,
siempre voy a pedir perdón para que nuestra relación vuelva
a ser como antes.
Así es la vida. Hay amigos que
te perdonan y olvidan todo y a otros les cuesta más
perdonar.
Jesús no es de ese tipo de amigos, de los que no perdonan,
Él nos da mil oportunidades porque nos quiere. De hecho,
cada vez que nos equivocamos o le fallamos tenemos una nueva
oportunidad gracias al sacramento del perdón.
Jesús instituyó el sacramento de
la reconciliación la misma tarde de su Resurrección. Los
Apóstoles estaban reunidos, encerrados por miedo a lo que
les podían hacer y Jesús Resucitado se les presentó en el
sitio donde estaban. Y les dijo:
“’Así como el Padre me envió a Mí, así yo los envío a
ustedes’. Dicho esto sopló sobre ellos: ‘Reciban el Espíritu
Santo; a quienes perdonen los pecados, les queden
perdonados, y a quienes no se los perdonen, les quedarán sin
perdonar’” Jn. 20, 21-23
El
sacramento del perdón o de la reconciliación pertenece al
grupo de sacramentos de curación, ¿sabrías porqué?
Completa el siguiente puzzle y lo descubrirás:
Si nos
acercamos a recibir el sacramento de la reconciliación
debemos tener en cuenta que hay que cumplir con unas
condiciones para que todo salga perfecto.
Estas son las cinco cosas que hacen falta para confesarse
bien:
1 Examen de conciencia
2 Dolor de los pecados
3 Propósito de enmienda,
4 Decir los pecados al confesor
5 Cumplir la penitencia.
El examen de conciencia: Es recordar todos los pecados cometidos desde la ultima confesión bien hecha.
El dolor de los pecados o arrepentimiento: Es un rechazo claro y decidido del pecado cometido pensando en el amor que Dios nos tiene.
El propósito de enmienda: Es la firme resolución de no volver a pecar, estando dispuestos a poner los medios necesarios para evitar el pecado.
Decir los pecados al confesor: Debemos confesar todos los pecados mortales y conviene decir también los veniales. Se han de confesar con humildad y sencillez.
Cumplir la penitencia: Es rezar las oraciones y hacer las buenas obras que nos mande el confesor.
Escucha los consejos del Hermano Zeferino que te ayudarán a realizar una buena confesión.
Jesús nunca nos abandona y con su ejemplo nos lo demuestra. Durante su estancia en la tierra curó y perdonó a mucha gente. Atento a este video en el que perdona a una mujer pecadora:
Podemos hacerlo como Jesús, podemos perdonar, ¿sabes qué significa perdonar? Extrae tus propias conclusiones de este ejemplo práctico.
¿Cuánto debo perdonar?
¿Una vez?
¿Dos veces?
¿Tres veces?
Como siempre terminamos cantando:
Ahora ya estás preparado. Y recuerda que sólo el que perdona será perdonado...